El término “doga” proviene del inglés “dog” (perro) más las últimas letras de la palabra “yoga”. La práctica se inició en Estados Unidos, se extendió a Europa y ya tiene miles de seguidores, que llevan a sus mascotas a parques y gimnasios para entrenarse juntos durante 30 a 45 minutos.
Su inicio es muy curioso: nació cuando una profesora de yoga descubrió que a su perro le gustaba seguir sus rutinas. Por eso, el doga se basa en las posiciones de esa disciplina milenaria, como la “V” invertida y la “postura del niño”. Este método incluye ejercicios de flexibilidad, meditación y respiración. Todo, adaptado a los perros, porque está inspirada en sus movimientos y posturas naturales.
Con el doga los perros pueden eliminar las tensiones, mejorar la conducta y aprender a relajarse. También les brinda beneficios físicos, ya que obtienen una mayor flexibilidad en sus músculos. Además, como la práctica se realiza junto a los dueños, mejora la relación entre ambos. ¿Y vos ya llevaste a tu perro a doga?
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